• “Señor Jesús, yo sólo merezco el juicio de Dios, pero Señor, ¡Tú moriste en la cruz por mi! Gracias por pagar la pena por mis pecados con Tu propia sangre preciosa.




    ¿Por qué Jesús tuvo que morir? lo hizo para que viviéramos.

    Después de que Cristo muriera por nosotros, Él no permaneció en la tumba; Él resucitó. Fue por medio de la muerte sustitutiva de Cristo por nosotros que nuestro deuda de pecado fue saldada. Ahora, en la resurrección de Cristo, nosotros los que una vez habíamos estado sentenciados a morir, ¡podemos vivir con la vida de Dios!

    “Señor Jesús, yo sólo merezco el juicio de Dios, pero Señor, ¡Tú moriste en la cruz por mi! Gracias por pagar la pena por mis pecados con Tu propia sangre preciosa. Gracias por ser mi sustituto. Oh Señor, gracias por derramar Tu propia sangre preciosa para que yo pudiera obtener el perdón de pecados. Y gracias Señor por entrar a vivir en mi ser como mi vida. Gracias Señor Jesús que ¡moriste para que yo pudiera vivir! Te amo, Señor Jesús. Apreció todo lo que Tu hiciste por mi en la cruz”.


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