• La verdad duele una sola vez




    ¿Quién no ha mentido alguna vez? Si fuera cuestión de levantar la mano, como en la escuela primaria y decir yo, casi es seguro que ninguno nos salvaríamos. Cuando se trata del matrimonio o de un noviazgo, sin embargo, las mentiras no tienen cabida, porque se trata de confianza y de honestidad al cien por ciento y, desde luego, si hay amor las mentiras no deberían existir, pero en ocasiones la realidad es otra.

    Mujeres y hombres por igual esperamos de una relación amorosa una entrega total y en todos los sentidos; si los hombres no lo expresan de la misma manera que las mujeres no se debe a la ausencia de dolor al ser engañados o al darse cuenta de una mentira. La mejor muestra de amor que puede dar una persona es ser honesta y leal; que son diferentes en lo que respecta al concepto, pero nadie pondría en duda que están unidas en una especie de simbiosis, porque la una no puede ser sin la otra; en tanto que la honestidad habla sobre la verdad y ser correctos en nuestros actos, la lealtad usa el idioma de la fidelidad.

    Es lamentable que muchas relaciones en la actualidad se hayan olvidado de estos dos valores tan importantes, que hacen que el amor crezca cada día. Cuando cualquiera de las partes de una pareja miente y es sorprendida en su falta, la otra parte sale lastimada en su autoestima y en la confianza hacia la otra. Lograr recuperarse del dolor lleva tiempo y necesita paciencia, pero, sobre todo, mucha confianza en uno mismo.

    A pesar de esto, recuperarse de la desilusión que una mentira y la deslealtad provocan no es tarea imposible, y requiere de las dos personas para solucionar esas desavenencias. Algunas acciones que la pareja podría llevar a cabo para recuperar la confianza perdida a causa de la mentira, son:

    No vivan con resentimiento

    Es el peor sentimiento y el que más deteriora una relación sentimental, pues lo que hacemos es enfocarnos en nuestro dolor y recordar de forma constante la falta cometida por nuestro compañero. Vivir además en un pasado doloroso no es saludable para nadie.


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