• HOY PON TU VIDA EN MANOS DE DIOS NUESTRO SEÑOR,Y QUE EL SEA EL QUE HAGA TODO A SU PERFECTA VOLUNTAD




    Nosotros oramos esta plegaria de “hágase tu voluntad”, ¿pero realmente estamos dispuestos y alegres a aceptar lo que Dios quiera?, antes de responder hay que meditar que estamos dispuestos a no hacer por Dios o que estamos dispuesto a dejar de hacer por Dios. En efecto, cuando perdemos algún privilegio, nos aparecen ciertas soberbias por haber perdido algo que creíamos importante, a modo de ejemplo, deseábamos cierto puesto para nosotros y la voluntad de Dios fue dárselo a otro. ¿Cuántas veces hemos sido sorprendidos por Dios, haciéndose una voluntad que no era la que esperábamos?,  ¿y después de eso, que hacemos?, ¿nos preguntamos porque Señor, o rezamos luego diciendo Señor estoy contento que tu voluntad haya sido hecha?

    Jesús, nos pide, que le supliquemos a Dios, permitirle a El, que haga de nosotros, aquí ahora en la tierra y luego cuando el quiera en el cielo, es decir, Jesucristo quiere que sintamos que Dios es lo primero en todo en nuestra vida, y ante todo lo que queramos. La aceptación de la voluntad de Dios esta por sobre todo, reconociendo en el “EL Señor”.

    La primera voluntad que debemos aceptar entonces es, que El es “El Señor”, y nadie más. Señor de la vida y de la muerte, y deben ser aceptada de la misma forma la alegría y el dolor, esto es, en todo donde la voluntad de Dios se manifieste, debe ser aceptada. "Hágase tu voluntad" es entregarse a las realidades recibidas.

         CUANDO EL HOMBRE QUIERE SU VOLUNTAD y NO LA DE DIOS

    Mientras todo va bien, oramos: Me pongo en tus manos porque eres El Señor, mi Dios, mi Padre, y te doy gracias, por todo lo que haces por mí y para mí. Sin embargo si nos ocurre algo que nos esperábamos, decimos con aire de pesimismo: que le vamos a hacer, es la voluntad de Dios.

    En otra ocasiones hacemos alguna oración buscando torcer la voluntad de Dios a nuestros deseos, y nos hacemos falsas ilusiones pensando: Dios es bueno y me lo va a conceder, y no queremos dejar a Dios que el decida que es lo bueno para nosotros.

    También sucede que buscamos favorecer nuestros intereses, creyendo que lo nuestro es lo que vale, y lo único que nos falta es que Dios no se nos oponga o se no se nos moleste, entonces necesitamos pacificar a Dios, y pensamos que con la oración se producirá un milagro y hará desistir al Señor de mandarnos su ira, y frescamente decimos igual “hágase tu voluntad"




0 comentarios:

Publicar un comentario