Te he de querer siempre aunque tu no me quieras
Quizás no lo sepas, y tal vez te dé igual,
Pero créeme que de mi mente, nunca te irás.
Ha pasado tiempo, lo sé,
y me duele en el alma que no sientas lo que yo por ti,
pero me duele aun más el saber que jamás será así.
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Porque sin darme cuenta ni advertirlo,
te has convertido en la persona que más quiero,
y como no tienes idea, te has vuelto mi más bello sueño.
Porque sin quererlo o desearlo eres la persona,
¡no!, la única persona de la que estoy seguro, me he enamorado.
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Porque sin tú saberlo eres por quien más lágrimas he derramado,
pero quien al mismo tiempo la más sublime felicidad me ha regalado.
Y esto es porque te odio y te amo.
De esta profunda contradicción asentarás aun más mi falta de cordura.
No importa, pues qué es la razón, si no el amor y la locura.
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Soñar es lo único que me queda, te ruego por lo que más quieras, no me vayas a despertar.
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Pero te odio, odio el desplante de tu amor, odio la inmadurez de tus actos, odio aquellas palabras que me desarman y me hacen creer una y otra y otra vez, las mismas que amo por lograr sumergirme en el más desquiciado remordimiento. Odio tener que alejarme de ti, odio sentir que me hago daño a tu lado aunque ese daño me provoque más amor, odio los comentarios de terceros que opinan de un sentimiento invisible a sus ojos, odio la distancia entre los dos... Y odio tener tantas razones para odiarte y aun así amarte tanto, odio odiarte con todo mi amor, y amarte y odiarte a la vez.
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