Si tienes un hijo complácele, pero ten cuidado por el depósito que se te confía.
Haz que hasta los diez años te tema, hasta los veinte te ame y hasta la muerte te respete.
Hasta los diez años, sé su maestro; hasta los veinte, su padre y hasta la muerte, su amigo. Piensa en darle buenos principios antes que buenas maneras, que te deba la claridad de la rectitud y no la frívola elegancia.
Haz de él una persona honrada, antes que una persona hábil.
Hazle ser el día de mañana como tú, todo un PADRE.
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