• Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz




    Dios mío gracias por estar aquí; siempre presente, dando paz y amor, perdonando e iluminando. ¿Qué sería de mi sin tu aliento y sin tu amor? Yo sería un cauce sin agua, un cuadro sin colores, una planta sin sol.
    Tú, Señor, eres mi fuerza, la respiración de mi alma, mi fuente de energía, mi inspiración y mi descanso. ¿Por qué me olvido de ti? ¿Por qué te busco sólo cuando estoy rodeado de sombras y con las esperanzas rotas? No me dejes, Dios mío, háblame, tócame, despiértame. No permitas que me aleje de ti y naufrague en el mar del desespero.


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