• Dios permite que nuestros sentimientos sean tan puros y nobles como tu quieres




    La naturaleza de la fe
    Nuestra alma tiene la admirable capacidad de sentir a Dios. Este sentimiento de Dios a veces es claramente perceptible, pero inmaduro en la juventud. Si se lo desarrolla espiritualmente de una manera correcta, se fortalece en el hombre y se alcanza la fe consciente es decir, se adquiere la certeza de que existe un único Dios, Creador del Universo, que se preocupa de las personas y de toda la naturaleza.
    Si la fe en el hombre está viva y sana, entonces ella no se limita a un frío reconocimiento de que Dios existe, sino que se expresa en el deseo de comunicarse con Él. El alma creyente busca a Dios de una manera natural, como las plantas buscan el Sol. A su vez, la comunicación viva con Dios fortalece aun más en el hombre la fe, así que la fe se convierte en la dirección espiritual basada en la experiencia personal. En algunas personas, especialmente llenas de gracia, la fe se convierte en una idea inspiradora y portadora de luz, que los lleva de este mundo agitado y de pecado al montañoso mundo de la verdad perpetua.

    El importancia de la fe en el desarrollo del hombre consiste en que ella le da la dirección necesaria a todas sus fuerzas espirituales, a su inteligencia, a sus sentimientos y a su voluntad, y también lleva armonía a su mundo interior. Así, por ejemplo, a la inteligencia le da claridad y una correcta concepción del mundo; a la voluntad, le da un punto de apoyo y un objetivo; a los sentimientos, los ennoblece y los limpia. La fe aparta al hombre de los bajos intereses terrenales y lo lleva al dominio de los más altos y santos sentimientos vivos.



0 comentarios:

Publicar un comentario