• PASA EN LA VIDA,QUE LA FELICIDAD MAS GRANDE QUE AVECES VIVIMOS SE CONVIERTE EN DECEPCIÓN






    Para afrontar una pérdida, la ruptura de una relación, un desengaño o una traición, hemos de enfocarlo del mismo modo que lo haríamos con un duelo. Es decir, en primer lugar nos asalta el desconcierto, luego, la rabia, más tarde llegarán las lágrimas, la tristeza. Poco a poco iremos asumiendo lo ocurrido hasta que llega el día en que, finalmente lo aceptamos, para, seguidamente, “dejar ir” y avanzar como personas. Es más, debemos ser consciente de que toda pérdida, todo error y toda herida cicatrizada, es además un aprendizaje asumido. Y es más, esa gran capacidad de hacer frente a la adversidad, para salir fortalecido, tiene un nombre que no puedes olvidar.

    Debes entender también que el no reconocer o aceptar que “estamos heridas” por dentro, puede traernos a largo plazo otro tipo de problemas, como pueden ser depresiones e incluso las llamadas enfermedades psicosomáticas, que pueden ir desde migrañas, hasta alergias o problemas musculo esqueléticos.


    No busques culpables
    Tienes todo el derecho a enfadarte, a sentir rabia, a llorar, a decepcionarte… Ahora bien, si enfocamos todas nuestras energías a encontrar un culpable ante lo sucedido, lejos de superar y curar esa herida emocional, la “haremos más grande”.


    Es decir, si hay una emoción que puede perjudicarnos más que ninguna a la hora de desplegar adecuadas estrategias de afrontamiento, ésta es sin duda el odio. Intenta perdonar aunque te sea difícil, libera tu interior de cargas, de emociones negativas y de odios. Pasa página con el corazón más abierto, y libre de cargas, te ayudará en este proceso.




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